Y
aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria
como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.
Juan
1:14
Semilla Cristal Amarilla
Por Kokul 'al Quetzalcóatl
Entre
la Noche Cósmica y el día hay un
velo amarillo; por lo tanto, la Noche Cósmica es una dimensión de oscuridad,
pertenece al Cosmos Abstracto Absoluto, en donde aparentemente no hay nada, excepto
porque es un lugar de gestación, del
cual emana toda la creación de Dios. Los Mayas conocemos esta dimensión como el
Ombligo de la Luna; ésta a su vez
conecta los cielos con la tierra,
pertenece a la trecena de la luna, es decir a las trece dimensiones de la rueda
chica.
El
Cosmos Abstracto Absoluto es el Ain Soph
(la nada y el todo); a diferencia del Cosmos Real su giro es en el sentido de
las agujas del reloj. Aquí está el secreto de la esvástica, la cual es una
puerta que abre y conecta ambos planos según su giro. El gran viaje del alma se
realiza siguiendo la danza del Cosmos Abstracto Absoluto. Una vez terminado el
recorrido de las trece dimensiones, se introduce en el Útero Cósmico esperando renacer en el árbol de la vida.
Si
dimensionamos a la noche Cósmica con el alma, podemos decir que es un estado
del Ser, pero latente, como una semilla
que espera salir de la tierra. A esta entidad espiritual le conozco como
Semilla Amarilla y cuyo origen es
totalmente astral.
El
Ombligo de la Luna está conectado a toda mujer, es la dimensión que une al alma
con el plano físico mental; el alma es una energía lunar, es nuestra psique, por
eso busca el Ombligo de la Luna. El hombre físicamente no está conectado allí,
por lo que necesita el templo de una mujer sagrada para renacer en la llamada resurrección
de los muertos, es decir, necesita de una comunión espiritual con la
iglesia, la cual se representa por una mujer, y cuya piedra angular es la base
de la gran obra alquímica. El Ombligo de la Luna en realidad es una cripta,
cuyas ventanillas al girar conectan el plano astral con el plano de las causas
naturales, por lo que al vislumbrarla sus colores son el negro (cuerpo astral) y
el rojo (cuerpo causal). Esta cripta
pertenece al Camino del Centro, es
decir, al plano que une la vertical con la horizontal en la Santa Cruz. La
cripta por donde se nace está ligada a la Gran Cruz Cósmica que anuda el Cosmos
Abstracto Absoluto con el Cosmos Real, la profundidad de lo de arriba y abajo, del Este con el Oeste.
Puedo
resumir que la noche Cósmica es un lugar en donde el Ser está en reposo,
esperando nacer en santidad, es el verdadero shabat (Salmos 93 y 95).Para ello hay que romper el velo amarillo, sin embargo,
no es tan fácil romperlo, porque se necesita estar primeramente en la cripta, y
segundo se necesita de la fuerza cósmica que libera a la semilla de su estado
latente. El estar en este lugar implica hacerse como una roca, casi casi estar
en estado de contemplación o ser un guerrero de la luz. Allí van los muertos que
son apartados en santidad, es una cripta en donde la oscuridad es y existe, sólo
los guerreros que han clavado la espada en la roca dejan de luchar contra las
sombras (he ahí el misterio de la espada en la roca), las tinieblas siempre
asechan entre el morir y el renacer. En este lugar la memoria empieza a
perderse, de hecho cuando se nace no recordamos quienes somos porque perdemos
la conciencia que nos ata al árbol de la vida, nacemos bajo el influjo del árbol del conocimiento
del bien y del mal.
La
Semilla Cristal Amarilla es el Ser de nuestro
Ser, nos permite renacer en el árbol del Centro
del Jardín que da la vida eterna (ver Génesis 3:3). Aquí está la sabiduría, el resplandor de nuestra estrella,
el Ain Soph Aur, la trinidad suprema
del árbol de la vida, Kether, Chokmah y Binah. A esta Semilla Cristal Amarilla
los cabalistas le conocen con el nombre de: El Anciano de los Días.
La semilla amarilla es dualidad y antagonismo
en el Ain Soph (nada y todo), es la negación de sí mismo, aún le falta el Aur
(la imagen) ; en el verbo de Juan, la simiente
amarilla es la expansión sin límites condensada en sí misma, es el 666, sin Él
nada podía ser creado, pero se necesita
un tercer brío, una tercera energía cósmica para romper el velo amarillo o dorado.,
esa fuerza viene desde abajo, es decir, de las entrañas de la semilla misma; se
necesita la trinidad para asimilar la imagen del Cordero de Dios. Se
esperaría que esta fuerza descendiera y rompiera el cascarón, algo hay de eso, pues
ella baja para después gestar a la semilla amarilla. La energía ya bajó en el año de la Tormenta espectral Azul, para
los Mayas es La Energía que Desciende
desde el plano físico y mental, es
Kukulkan, para los cabalistas el gran
YO SOY. Esta tercera energía ya no
pertenece al Cosmos Abstracto Absoluto, sino al mundo eléctrico lumínico; es
decir, baja por la columna vertebral y se gesta en el sacro como una bola de
luz o centella. Sin la tercera energía no se descorre el velo amarillo del Ain
Soph Aur.
Muchos
creen que el árbol del conocimiento del bien y del mal es el árbol de la vida,
y no es así, son cosas distintas…El árbol del conocimiento del bien y del mal
representa la dualidad del Ser, mientras que el árbol de la vida es la trinidad
del Ser. En la dualidad siempre hemos
estado desde el pecado original, lo cual representa tener un velo sobre los
ojos, un estado de sueño, lo es porque
cuando se nace, se nace sin la energía antípoda que neutraliza al 666. En la
dualidad del alma las energías gemelas siempre están en conflicto (Padre e
Hijo), la inconsciencia es tan grande que
no sabemos quién maneja nuestras
emociones, pensamientos, en fin, nuestra
vida entera, creemos ser pero no somos el real Ser. Somos árboles sin fruto,
condenados a vivir en el olvido, en la oscuridad del velo y en el continuo
conflicto del ego (666)… Cuando la energía antípoda (kukulkan) está presente,
los contrarios (gemelos) paran de luchar, la simiente amarilla deja de serlo
para transformarse en Semilla Cristal Amarilla, en donde se gesta
al Anciano de los Días esperando
renacer en el árbol de la vida… Entonces se comprende el verbo de Juan (ver Juan
1:18)… en Él estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz
resplandecía en las tinieblas, pero las tinieblas no la comprendieron… hasta
que el verbo fue hecho carne.
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Kokul
‘al Quetzalcóatl
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